sábado, noviembre 26, 2005

Período de exámenes

Hola

Gracias por los comentarios y, sí, tienen razón: hay que seguir adelante.

Muchas gracias a todos.

Estoy en mi último -espero- período de exámenes. Sólo faltan dos, pero son los más terribles. Si apruebo eso ya seré una egresada (wow!!!!). Mirando hacia atrás veo con tranquilidad que las pausas e imprevistos cambios de camino me han servido demasiado para crecer (aunque la billetera de mi padre no piense lo mismo).

Igual estoy con una especie de pánico pre-laboral, tengo miedo de no hacer las cosas bien.

En realidad esta semana ha estado súper aburrida, estudiando, dando exámenes, corriendo de comando en comando (parece que estuvieran jugando al 'compra huevos' conmigo)... pero en fin, es la vida que yo elegí y no me quejo, llego cansada a mi casa pero al final del día se me dibuja una sonrisa al pensar en lo logrado.

Ale

domingo, noviembre 20, 2005

Pena...

El sábado pasado asistí al taller legal para bloggers y pensaba escribir algo al respecto esa noche, pero tuve que postergarlo. Hoy se cumple una semana del fallecimiento de mi abuelo, mi primer vínculo directo con el periodismo, y todavía duele... es más, me atrevo a decir que duele más que ayer.
Mi abuelo era un 'gallo choro', siendo un niño perdió un brazo y aún así salió adelante, dejó sus estudios de derecho y se dedicó al periodismo en tiempos en los que no había facultades y la escuela era la calle.
Tuvo cinco hijos a los que nunca les faltó nada. Trabajó en radio y en diarios.
Las imágenes que tengo de mi niñez en la casa de mis abuelos son las de mi abuelo sentado en su sillón de mimbre, después del desayuno, leyendo 'El Mercurio' y mi abuelo saliendo a reportear (y mi abuela sintonizando la radio para escucharlo mientras cocinaba)... también los viajes al centro para visitarlo en 'La Nación'.
Cuando mi abuelo llegaba nos llamaba -a los nietos- a su pieza y compartíamos dulces y chocolates, a escondidas de mi abuela. Con nosotros él era un niño más.
Infartos, neumonías, el cigarro y la vida bohemia de los periodistas de antaño fueron mermando sus capacidades y pasó sus últimos años en una casa de reposo donde las enfermeras lo cuidaron como si fuesen sus hijas y donde estuvo rodeado de hijos y nietos, siempre... los propios y los ajenos.
Un par de años antes tuve la oportunidad de llevarlos -a él y mi abuela- al almuerzo de fin de año de la Corporación Agustín Edwards Mc Clure, que agrupa a los ex empleados de 'El Mercurio'. Al día siguiente tenía examen así que acordamos que yo los esperaría en el auto, pero terminada la misa se acercó un señor al auto y me pidió que los acompañara. Dejé la Constitución de lado y acepté, era una interesante oportunidad para alguien que había decidido estudiar periodismo.
Las imágenes con la emoción se tornan difusas: las mesas en el jardín, don Agustín Edwards, mi abuela vestida hermosa como una reina, mi abuelo radiante y la gente que se acercaba a saludarlo... él orgulloso les presentaba su nieta mayor, esa que había decidido ser periodista como él y, espontáneamente, surgían las anécdotas... la más recurrente: a don Hugo nunca se le corrigió ni una sola coma, no era necesario. Ojalá llegues a ser como él.
Hoy ya no está y esa frase tiene más sentido, es un emplazamiento que espero poder cumplir. Pienso en esto y la pena se va.
Descansa en paz.